Esta
semana, la Tierra les dio una cachetada a quienes aún no creen que su
superficie está sujeta un cambio climático global causado por el hombre. A la
vista de muchos, la extensión del hielo marino que cubre al océano Ártico se
redujo al tamaño más pequeño jamás observado desde hace tres décadas, según
mediciones de la NASA y el Centro de Hielo y Nieve de Estados Unidos.
Nunca la
superficie helada había sido tan pequeña. Y menos desde que en 1979 los
satélites la comenzaron a medir. Hace 96 horas llegó a 4,1 millones de
kilómetros cuadrados, 70 000 kilómetros cuadrados menos que el récord previo
del 16 de septiembre del 2007. Es significativo que este año se haya alcanzado
en los últimos días de agosto, ya que el hielo ártico se derrite hasta
principios de septiembre, antes de volver a crecer con el frío. Al aumentar el
derretimiento, hay factores que aceleran aún más el proceso. El hielo reflecta
la luz del sol, pero, al fundirse, esta pasa directamente al agua, que absorbe
más calor y ayuda a fundir más hielo. Un círculo vicioso interminable.
La
posición del Ártico en el globo tampoco ayuda. Por estar casi unido al
continente, es más sensible a los cambios de temperatura terrestres, algo que
no enfrenta la Antártica, un continente con altitudes mayores y que está
aislado de las zonas habitadas.
Que el Ártico se descongele no se reduce a un
problema paisajístico. Su hielo es crucial para la fauna, mantiene la región
polar y ayuda a moderar el clima del planeta. Y su desaparición no solo aumenta
el nivel del mar, sino que abre nuevas rutas marítimas, da acceso a yacimientos
de petróleo y gas y, de paso, a potenciales disputas por las fronteras.
Este
año, la ruta marítima entre Europa y Siberia ha quedado más abierta. Y al menos
20 buques viajarán al norte de Rusia por el norte del estrecho de Bering. Hace
unos días, un rompehielos de China se convirtió en el primer barco en salir de
este país, cruzar el Ártico y llegar a Islandia, viaje que pone de manifiesto
el creciente interés de Pekín en la zona. Además, EE.UU. le acaba de dar
permiso a Shell para iniciar obras en Alaska, previas a una perforación que la
multinacional proyecta en la 'tierra del sol de medianoche' para sacar
petróleo.
El mejor ejemplo para demostrar que vivimos la situación más crítica
en los últimos 50 años, es Groenlandia. En cuatro días el 97% de la parte más
superficial del hielo que la cubre se derritió, cuando lo habitual cada verano
es que solo se vea afectada, como mucho, la mitad de la superficie.
El fenómeno
es tan inusual desde que se iniciaron las observaciones espaciales hace 30
años, que los investigadores pensaron que era un error. Pero no. Tres satélites
mostraban el 8 de julio que el deshielo había afectado al 40% de la superficie
y cuatro días después casi toda la isla tenía algún grado de fusión.
Científicos ven en el fenómeno indicios de que el calentamiento se acelera.
La
científica de la NASA, Dorothy Hall sostiene que “es demasiado pronto para
decir si lo sucedido se debe al calentamiento global. Si seguimos viendo estas
grandes fusiones, la evidencia indicará que hay un aceleramiento del
calentamiento”.
José Manuel Moreno, catedrático de la Universidad de
Castilla-La Mancha y miembro del Panel Intergubernamental de Cambio Climático
(IPCC), añade: “Habrá que esperar a septiembre, cuando se analice el hielo que
ha quedado, para saber qué parte de lo derretido ha acabado en el océano y qué
cantidad se ha vuelto a congelar”.
Lo que sí está clara es la causa directa:
una cresta de calor inusualmente fuerte, que se movió sobre la isla el 8 de
julio, se estacionó unos tres días y hacia el 16 de julio había comenzado a
disiparse, explica Rivera. La cresta provocó incluso el deshielo de un área en
el centro de Groenlandia, que no se había derretido desde 1889, según los
análisis de los núcleos de hielo, indica la NASA. Estos muestran que los
eventos de este tipo ocurren aproximadamente una vez cada 150 años. Esta vez ha
sido a los 130. Habrá que ver si se rompe el ciclo o si se mantiene.
Y de la
excepcionalidad del proceso dependen graves consecuencias. “Si este
calentamiento y el deshielo se mantienen, el nivel del mar subirá, y eso nos
afectará a todos”, señala Hall.
Las predicciones más pesimistas concluyen que
un aumento de dos grados Celsius en la temperatura media del planeta, que es el
tope máximo acordado en las últimas cumbres internacionales sobre cambio
climático, provocaría la fusión total de la capa de hielo de Groenlandia, lo
que elevaría el nivel de los océanos en siete metros de aquí a mil años. imagen
EFE
Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/sociedad/Acelerado-deshielo-Artico_0_777522439.html.
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